Tras un buen madrugón para pillar a los peces activos, nos dirigimos primero al embalse. Paramos en la presa y oteamos la superficie del agua para ver alguna actividad de las arco iris que pueblan el lugar. Absolutamente nada, pero vemos bastantes barbos y carpas que recorren las orillas.
Nosotros, con la visión de estos ciprínidos, nos dispusimos rápidamente a cambiarnos y a montar los aparejos. Empezamos a lanzar nuestras ninfas, pero lo que parecían peces relatívamente fáciles, se convirtieron en unos peces apáticos, sin interés de comer ningún señuelo.
Tras pasar un poco más de tiempo en el pantano, nos hartamos y nos fuimos a un tramo libre sin muerte del río Iregua, muy frecuentado por la cercanía a Logroño. Afrotunadamente, cuando llegamos no había ningún pescador, pero pasarían bastantes a lo largo de la jornada.
Tras meternos en ele río, a eso del mediodía empezaron tímidamente a cebarse las truchas, cosa que aprovechamos para coger alguna de las muchas que nos subieron a las moscas.
La verdad que son unas truchas muy duras, por la presión a la que están sometidas, pero pasamos un buen rato.
El sol declinaba y se metía tras los cortados del cañón. Era hora de irse y de dejar estas agrestes tierras para volver a casa.
3 comentarios:
Felicidades por la captura.
Cuanto más duras...ya sabes que si ha tomado la mosca,es porque lo has hecho perfecto!y la satisfacción es doble al ser trucha del río...
Un saludo y buen verano pesquil!
Sé lo que son los peces apáticos.
Este año los basses no se han movido mucho hasta ahora.
Pero doy fe que ese río es encantador. Recuerdo un reportaje que había salido en Jara y Sedal.
Saludos.
Gracias por los comentarios amigos, la verdad que este verano no se está dando mal, esperemos que siga así y que se os de también bien a vosotros.
La verdad que estos son los ríos que me apasionan: aguas cristalinas y una sucesión contínua entre corrientes y tablas.
Un gran saludo.
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